Ópera

Rigoletto: Reimaginando el clásico desde una perspectiva femenina

La ópera Rigoletto ha sido montada innumerables veces en el escenario del Teatro Municipal de Santiago, la última durante la Temporada 2017. Hoy, en 2023, vuelve tras seis años la desgraciada historia del bufón bajo la dirección y concepto de un equipo compuesto solo por mujeres, cada una destacada en su área. Un hito que tras 165 años de historia de nuestro escenario, marca la primera producción dirigida exclusivamente por mujeres.


Fotografías por: Patricio Melo

Las tres directoras tras este nuevo montaje, pasaron por diversas experiencias profesionales antes de, por casualidades de la vida, reunirse para dar un nuevo rostro a la tragedia del bufón Rigoletto. Christine Hucke estudió Intérprete en Danza en el Conservatorio Izidor Handler de Viña del Mar, posteriormente estudió actuación en DuocUC, se dedicó a la docencia y a la dirección teatral, hizo pasantías y magísteres en España e Italia y dirigió diversas producciones alrededor del mundo. 

Al otro lado del mundo, en Alemania, Rebekka Dornhege hizo sus estudios de diseño de vestuario y escenografía en la Universidad de las Artes de Berlín, en la cual años más tarde fue docente, para luego dar vida a diversas producciones en distintos teatros europeos e incluso involucrarse con el cine y mundo de la moda. 

Mientras por su parte, Constanza Meza-Lopehandía, hizo sus estudios de diseño teatral en la Universidad de Chile, los cuales prosiguió con un Magíster en Diseño de Vestuario Escénico en el Tisch School for the Arts de la Universidad de Nueva York, lo cual le valió para involucrarse en el vestuario de diversas producciones teatrales y de cine en Chile y Europa.

¿De qué manera llegaron a trabajar juntas en esta producción? ¿Cómo se conocieron?

Constanza: A Christine la conozco hace muchos años por amigos en común y porque ella es una de las pocas mujeres en Chile que trabaja en ópera, y a través de ella conocí a Rebekka Dornhege, que es nuestra maravillosa escenógrafa. 

Christine: Con Constanza nos conocemos hace muchos años, por amigos en común en el arte, especialmente, por nuestro querido amigo Rodrigo Claro. Siempre tuvimos muchas ganas de trabajar juntas, pero no se daban las condiciones, de repente estábamos con fechas topadas o los proyectos no llegaban a cabo. Es por ello, que cuando me propusieron desde el teatro a Constanza para Rigoletto no lo podía creer, fue perfecto, de inmediato dije que sí, porque es una profesional increíble, una mujer que tiene una visión muy parecida a la mía en términos de planificación y organización.

Rebekka: Por mi parte, yo conocí a Christine hace dos años en una producción que hicimos juntas en España, una producción de Alondra de la Parra que se estrenó el año pasado, un trabajo muy intenso que en muy poco tiempo logro hacernos congeniar y conocernos de una forma muy personal como si nos conociéramos desde siempre. Desde ese momento fue muy claro que íbamos a trabajar juntas algún día y sucedió muy rápido. Después de un año me llamó y me propuso este trabajo en el Teatro Municipal de Santiago. No lo tenía que pensar mucho porque fue una invitación a un lugar que personalmente me importa mucho. Mi mamá es chilena y mi papá es alemán, y si bien crecí en Alemania, a los 16 años me vine a Chile, viví aquí por dos años y aquí también fue la primera vez que entré a una ópera. Fue como volver a donde comencé a soñar con este trabajo, y aún más especial volver al lugar donde tengo mis raíces paternas.

Christine: Cuando llegó Rigoletto y llegaron las alternativas desde el teatro yo la puse a ella, porque también tenía hace mucho rato la pulsión de conectar con su creatividad, su visión y sensibilidad, con su forma de entender a través de la escenografía y las materialidades, la sensibilidad que necesitábamos para este proyecto.

 ¿Cómo han querido abordar esta producción, tomando en cuenta también la visión femenina que se le puede impregnar a esta ópera?

Constanza: Desde que comenzamos a trabajar hace un año ha sido un proceso muy en equipo, liderado por Christine, pero donde las tres hemos ido desarrollando la idea inicial que ella tenía. Ha sido un proceso muy conversado, dialogado y de mucho feedback, que ha sido bastante interesante la verdad. Y también ser un equipo artístico de tres mujeres ha sido personalmente muy especial, porque se da poco en ópera que el equipo artístico sea compuesto solo por mujeres. Pero también creo que estamos aquí para contar esta historia por nuestra capacidad creativa y de narración, y por la trayectoria que cada una tiene trabajando en ópera. 

Christine: Somos tres mujeres que estamos realizando esta puesta en escena, y evidentemente, va a haber una visión desde el punto de vista de una mujer, eso es inevitable por una razón lógica, y en ese sentido, siento que a las tres nos tocó de forma particular los temas relacionados con lo femenino. Como esta primera idea de este mundo muy masculino del Duca, que tiene una visión de cosificar a la mujer,  siento que es una forma por la cual decidí tomar decisiones en cuanto a lo estético y la visión general. También congeniamos con los personajes femeninos, que lo pudimos entender desde la visión de nosotras como mujeres, pero no solamente en una defensa, sino que realmente bajo una visión feminista. De todas formas, siento que no por ser mujeres, nos fijamos en los personajes femeninos, sino que también, en la comprensión general de cada detalle. 

Rebekka: Para nosotras fue muy importante buscar una forma de hablar sobre lo femenino en esta ópera. No queríamos solamente hablar de cosificar a las mujeres, deseábamos también encontrar un camino en el cual no mostrar a la mujer como víctima. Gilda, por ejemplo, es una mujer que ha vivido toda su vida aislada en una jaula, pero que aún así logra encontrar un camino que la deja ser libre, convirtiéndose, de hecho, en el personaje más libre de toda la ópera. Es por ello, que decidimos que este espacio donde está encerrada, tenía que ser un espacio donde podamos mostrar que ella, a pesar de todo, logra escaparse de este mundo que la aprisiona a través de una intuición que es muy femenina, y también a través del arte, la cual usa como un escape. Ella crea un mundo, un universo, y logra escapar desde ahí y conectar con su fantasía, con otros seres.

¿Cómo se ha desarrollado la química que han tenido como equipo y cómo se implementa sobre este montaje de Rigoletto?

Christine: El trabajo que desarrollamos con Rebekka y Constanza, desde un inicio fue muy mancomunado, tenemos muchos conceptos entre las tres del trabajo híbrido, en términos de que, tanto la escenografía como el vestuario nunca se concibieron como cosas aisladas, sino que desde el inicio, empezamos a crear con la visión que yo les propuse, pero cada una, efectivamente me iba aportando. Entendiendo lo que vestuario estaba haciendo y lo que escenografía estaba haciendo, por tanto, la verdad que nos fuimos siempre en una sola línea de trabajo, en un solo riel, que es como me gusta trabajar, pero con ellas fue súper fluido porque fue muy concreto el trabajo, fue de conversaciones muy intensas y muy bonitas. Luego de eso ya nos organizamos para ir concretando, y así yo creo que se va a ver, la estética que estamos trabajando va a ser una sola, y se nota por el trabajo que estamos trabajando en esta línea. 

Constanza: Yo siento que una de nuestras principales fortalezas es que tenemos un diálogo muy fluido a nivel creativo. La Christine como directora es muy clara para explicar sus ideas y para explicar hacia dónde quiere llevar la producción, y tiene una combinación muy especial que también nos permite a mí y a Rebekka proponerle cosas. Ha sido un proceso muy coherente, y que a mí personalmente como artista me ha enriquecido un montón.

Christine: Trabajar con Rebekka y con Constanza, en esta instancia ha sido sumamente significativo, enriquecedor y absolutamente pleno para mí, me siento en equipo al cien por ciento, y sobre todo, porque cada una aporta desde su color, desde su visión, y desde su vidas en cuanto a lo que finalmente se va a ver en el escenario, y eso es sumamente enriquecedor, y me encanta que ellas sean mi equipo para este Rigoletto.

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