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Emilio Sagi, director de escena de El Viaje a Reims: “Esta ópera enseña a tener un poco más de sencillez en la vida”

Pronto se estrenará en el escenario del Teatro Municipal de Santiago la ópera bufa “El viaje a Reims” de G. Rossini. Su trama tiene lugar en el hotel spa “Lirio de oro”, donde un grupo de viajeros provenientes de distintos lugares de Europa, espera el comienzo del viaje que los llevará a la investidura del rey Carlos X de Francia en la ciudad de Reims. En esta entrevista, Emilio Sagi, director escénico y responsable del concepto bajo el que funciona esta versión de la ópera, nos cuenta en qué consiste esta producción, lo peculiar de su trama, y detalles del trabajo que realiza junto al elenco y la Orquesta Filarmónica de Santiago.



¿Qué trae esta producción de “El viaje a Reims” y cuáles son las particularidades de esta versión?

Es una función que en realidad casi no tiene argumento. Rossini la llama cantata escénica, la que es muy divertida porque son personajes absurdos. Yo diría que se reúnen todos, aristócratas y gente famosa, para hablar de un rey. Todos hablan del rey pero no hacen nada por él; es un viaje hacia ninguna parte porque al final no pueden viajar, no pueden ir a Reims a festejar a ese rey. De acuerdo a eso, deciden hacer una fiesta en París en casa de una condesa muy divertida en la función, y eso es el argumento. Luego al final todos, como todos son extranjeros, deciden alabar a ese rey con canciones e himnos, ese es el pequeño argumento de esta función. 

Es una función maravillosa, la música es excepcional, con una gran coloratura y muchas variaciones, y conjuntos muy complicados, y eso es lo que va a ver el público, yo creo que se van a divertir y van a degustar mucho esta música de Rossini.

Considerando el contexto de esta ópera, ¿cómo se podría considerar relevante en el presente?

Yo creo que en esta ópera es relevante por ese golpe de vida que da Rossini, sobre todo en las obras cómicas. Lo que da al público es una gran energía, una gran vitalidad, salir un poco de la vida gris que podemos llevar todos con la rutina que tenemos. Y luego, a nivel de pensar, de reflexionar, lo que viene a decir Rossini es que quienes hablan del rey, pero no hacen nada por él, son personas que tienen una vida muy confortable y tienen unos pequeños problemitas casi domésticos o de inseguridades, y eso es lo que pasa en esta función. Lo que da al público es la enseñanza de tener un poco más de sencillez en la vida y de trabajar por otros. 

Fotografía: Patricio Melo

¿De qué manera se trabaja una ópera de estas características, con un elenco tan extenso?

Yo creo que las óperas se trabajan siempre de una misma manera. Hay que intentar sacar de ella las circunstancias que a lo mejor se perdieron, porque son óperas que fueron creadas en el siglo XIX, entonces hay que buscarlas y ese es el trabajo nuestro. Especialmente para que el público de hoy se emocione y no parezca una cosa bibliográfica. 

La ópera es un arte vivo, es un medio con el que pasa el público, con personas que tienen sus vivencias, vivencias que se ponen al servicio de lo que están haciendo. Y esta ópera tiene unas grandes dificultades porque hay un reparto muy largo. Yo creo que las dificultades siempre están, pero para eso estamos trabajando, para salvarlas y darle al público ese acto de amor, de hacerlos olvidar sus preocupaciones y olvidar una vida rutinaria con nuestro aporte. 

En esa misma dirección, ¿nos podría contar cómo va a ser el trabajo con la Orquesta Filarmónica de Santiago? 

El trabajo con los cantantes siempre es estupendo y emocionante, es de intentar sacar de ellos lo que yo creo, como director de escena, que tiene que dar en ese personaje. Entonces es un trabajo fascinante y maravilloso, y a pesar de que la relación de la orquesta es un trabajo propio del director de orquesta, mi relación con él tiene que ser muy cercana porque los dos tenemos que tener la misma idea sobre la ópera, tenemos que estar entrelazados para lanzar al público una mejor idea. 

Fotografía: Patricio Melo

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