Música

Guía de Conciertos 2020 | La música en el cine

“Cuando escribo música para el cine, soy un cineasta antes que nada. Se trata de servir a las necesidades del filme. Tú estás contando una historia; de alguna forma, dejas de ser compositor y te transformas en cuentacuentos”

–Johann Johannsson

Desde la creación del cine –incluso en su vertiente muda– la música ha tenido un importante rol a la hora de acompañar, ambientar y amenizar la proyección de imágenes en movimiento. Más aún, en los inicios del cine, era común que los teatros donde se proyectaban las películas contrataran especialmente una agrupación musical que proveía en vivo del acompañamiento sonoro para las películas mudas. Así, el cine fue entonces, como la ópera lo había sido antes, una importante fuente laboral para los intérpretes musicales que rotaban su práctica entre muchos espacios diferentes.

Cuando se perfeccionó la industria fílmica y surgió el cine sonoro, las nuevas características de los filmes hicieron innecesaria la contratación de los músicos en vivo en los salones cinematógrafos, por lo cual, a nivel internacional se produjo una importante depresión para los músicos prácticos que vieron arrebatado uno de los lugares de ejercicio de su arte. No obstante, a pesar de que el formato cambió de la performance en vivo a la grabada, la industria del cine continuó requiriendo, utilizando y aprovechando el arte musical como forma de ambientación y profundización dramática de la actuación y narración.

Así, gracias al cine emergió un ámbito especializado de la composición, en que los creadores se centraron en escribir músicas que cumplieran con las exigencias y características que demandaba una banda sonora para una cinta fílmica. Sin embargo, muchos de los compositores que incursionaron en esta área de la creación musical no abandonaron las técnicas de escritura musical académica o docta, tanto de vanguardia, como de tradición clásico-romántica.

En Rusia, durante el poderío de Lenin, se dio un auge de la producción cinematográfica nacional, que era financiada por el gobierno como parte de su programa artístico-cultural. De este modo, de esta época datan filmes tan paradigmáticos como El acorazado Potemkin de Sergei Einsestein, que cultivaron –en lo dramático, visual y musical– un lenguaje crudo, futurista y de avanzada. Este fue el caso de la película Alexander Nevsky –también de Einsestein– cuya música estuvo a cargo del ruso Sergei Prokofiev, quien compuso una partitura cargada de una expresividad modernista muy áspera y dramática. Aprovechando el éxito de su banda sonora, convirtió esta música en una cantata sinfónica del mismo nombre, que es la que se interpretará en el primer concierto de la Temporada 2020.

En el caso del cine italiano de posguerra, las opciones estéticas del realismo y naturalismo cinematográfico demandaron una música expresiva y expansiva, capaz de hacer un contrapunto a la psicología e interioridad que propiciaban esas cintas. De este modo, musicalmente esto se tradujo en la preeminencia de estilos como el Neorromanticismo, que combinó características formales, armónicas y melódicas del Romanticismo, con aspectos creativos más contemporáneos. Un gran exponente de esta estética fue el compositor Nino Rota, que colaboró con éxito con directores como Federico Fellini y Luchino Visconti. En el octavo concierto de la Temporada 2020 oiremos dos de sus suites para películas: Il Gattopardo y La Strada.

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